sábado, 28 de julio de 2012

¿Un sueño?

21 de Septiembre. Extremoduro. Murcia. Cuartel General de Artillería. Yo allí. Viéndolos. En primera fila. Llorando. Gritando sus versos. Me llevan a un universo en el que solo existen ellos, Robe, Uoho, Miguel y José Ignacio. La voz de Robe me hipnotiza, solamente soy capaz de escucharle a él, mientras otras mil personas gritan al compás, mi corazón le pertenece a él. Luego entra Uoho, que hace que cada uno de mis músculos se estremezca con cada nota. Siempre acompañados de Miguel y Jose Ignacio, marcando el ritmo siempre, cada uno con lo suyo. Termina el concierto. Ha sido lo mejor que he visto, oído y sentido en mi vida, estoy descompuesta, eufórica, no puedo parar de llorar. Cada nota y cada letra ha quedado grabada a fuego en mi mente, jamás se me olvidará. Ahora suena un poco de música tranquila, para relajar el ambiente. Estoy perdida. No encuentro a nadie de los que iba conmigo en esta multitud. Empieza a aparecer un miedo terrible que se apodera de mi. Todos los sentimientos de antes empiezan a irse. Ya no queda tanta gente.Me siento en una caja de cervezas que hay por ahí tirada. Llamo a mis amigos, pero no me lo cogen. Intento estabilizarme, así que paro de llorar. Justo en el momento en el que más sola me siento, aparece. Su larga melena hace que me vuelva loca. Se acerca. A mí. Se está acercando. No me lo puedo creer. Me tiemblan las manos. Pero ¡qué digo! me tiembla todo. Robe está dando pasos hacia mi. Me habla. Me dice hola. Me dice hola con la misma voz que antes cantaba "La Ley Innata" con todos sus movimientos, esa misma. Se dirige a mi. A mi. Yo no sé que hacer. Al final opto por responderle un tímido hola. Un hola. Había ensayado esta escena tanto tiempo durante al espejo, había ensayado discursos de 1 hora para él, me sabía su vida, y solo me ha salido un hola. Él me pregunta si he venido sola. Hago un gesto negativo con la cabeza. No me salen las palabras. Él coge otra caja de cervezas que hay tirada por ahí, y la pone a mi lado, sentándose luego en ella. Saca un cigarro y se lo pone entre sus labios. Esos labios que me hacen sentirme viva cuando se abren. -He visto como te emocionabas-. Me río. Estoy cómoda.

- No hay mucha gente como tú, que se emocione tanto con nuestra música.

- Lo que vosotros hacéis no es música.- Acabo de decirle una frase completa. Voy progresando.- Lo vuestro no tiene nombre.

-¿Cómo te llamas? A mi me conoce todo el mundo, pero a la que deberían conocer, es a ti.

-No creo que sea para tanto, solo soy una más.
- Eres única.
En ese momento, aparecen mis amigos riéndose, y se sorprenden al verme con Robe. Me llaman, y me dicen que vaya. Miro a Robe, él me mira, hace un gesto con la cabeza indicando que vaya, y dice:
-Ve, eres joven, disfruta de la vida. No te puedes quedar hablando aquí toda tu vida.- Se ríe. Me encanta como se ríe, me encanta. -Y recuerda, ama, ama, y ensancha el alma.

Voy llorando hasta donde están mis amigos sin mirar atrás, porque    sé, que si lo miro, jamás podré irme de allí.

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